¡Ya cayó Hernán! Ahora, ¿qué sigue?

Filiberto Cruz Monroy

La detención de Hernán Bermúdez Requena, ex secretario de Seguridad de Tabasco, marca un punto de inflexión en la política y la seguridad del país. Su captura en Paraguay, donde permanecía prófugo desde febrero, no solo desmantela una pieza clave en la estructura de La Barredora, brazo operativo del Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG), sino que abre un debate inevitable: ¿qué tanto puede escalar esta investigación y hasta dónde tocará intereses políticos de alto nivel?

Bermúdez, conocido como El Abuelo, fue detenido gracias a la cooperación internacional entre México y Paraguay, con apoyo de la Interpol. El operativo, instruido directamente por la presidenta Claudia Sheinbaum y ejecutado por la SSPC, el CNI, la FGR, la Sedena, la Semar, la Guardia Nacional y la UIF, se presenta como un logro contundente en la narrativa oficial de la lucha contra el crimen. Sin embargo, detrás de la espectacularidad del anuncio se esconden preguntas de gran calado político.

El nombre incómodo: Adán Augusto

Hernán Bermúdez no era un funcionario menor. Su carrera estuvo ligada estrechamente al ex secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, bajo cuyo gobierno en Tabasco asumió la titularidad de la SSPC en 2019. Permaneció en ese cargo hasta enero de 2024, cuando renunció tras una ola de violencia en la entidad. Hoy, acusado de asociación delictuosa, extorsión y secuestro exprés, su perfil deja de ser el de un exfuncionario caído en desgracia para convertirse en un testimonio potencialmente incómodo.

Es evidente que el gobierno ya comenzó a seguir la pista hacia los círculos cercanos de Adán Augusto. La pregunta es si esa investigación será hecha pública o si se mantendrá en la reserva hasta que el tabasqueño pierda el fuero. El silencio actual puede ser estratégico: mantener la presión latente sobre un actor político relevante, sin detonar de inmediato una crisis que podría alterar equilibrios internos en el oficialismo.

¿Golpe selectivo o purga política?

La captura de Bermúdez plantea otro interrogante: ¿usará el gobierno esta información para desarticular los alfiles de Adán Augusto dentro y fuera de Tabasco? En política, pocas detenciones de perfiles tan altos se quedan en un expediente aislado. Los vínculos del ex secretario con La Barredora, organización ligada al CJNG, abren una ventana que puede ser aprovechada tanto en el ámbito judicial como en el político.

Si el caso se empuja con rigor, podría detonar un efecto dominó en el que más exfuncionarios de la era de Adán Augusto enfrenten procesos legales. Pero también existe la posibilidad de que se dosifique la información para administrar los tiempos, especialmente en un escenario electoral en el que cada movimiento tiene consecuencias.

Hasta dónde puede llegar la investigación

El alcance de esta investigación dependerá de dos factores: la voluntad política del gobierno federal y la capacidad institucional para procesar las revelaciones que surjan. Bermúdez fue un engranaje clave en Tabasco, pero detrás de él se encuentran cadenas de complicidades que difícilmente se limitaron a un solo estado.

El hecho de que huyera a Paraguay, después de pasar por Panamá y España, sugiere que contaba con apoyos logísticos y redes de protección más amplias de lo que se reconoce públicamente. Si las autoridades deciden escarbar a fondo, podrían encontrarse conexiones que incomoden a figuras con peso político.

La gran incógnita es si el gobierno está dispuesto a pagar el costo político de llegar hasta donde tope, o si optará por una estrategia de contención, utilizando el caso como un ejemplo de combate a la impunidad, pero sin abrir grietas demasiado profundas dentro de su propio movimiento.

Lo que viene

El traslado de Bermúdez a México asegura un proceso judicial cargado de atención mediática. Su perfil de ex funcionario, sumado a los delitos que enfrenta y a su presunta relación con el CJNG, lo convierten en un testigo clave que podría aportar información sensible sobre redes de complicidad política.

Pero más allá del juicio, el verdadero desenlace de este caso se jugará en el terreno político. ¿Será la detención de Bermúdez un golpe quirúrgico para mostrar resultados inmediatos en seguridad? ¿O será la primera ficha de un efecto dominó que podría alcanzar a personajes de alto nivel, incluso al propio Adán Augusto?

El mensaje oficial insiste en que se actuará “caiga quien caiga, pero la historia reciente de México enseña que esas frases suelen estar cargadas de matices.

Lo cierto es que ya cayó Hernán Bermúdez.

Ahora la pregunta inevitable es: ¿qué sigue?

X: @filibertocruz

Compártelo:
Podría Intersarte