
Mi súplica de Semana Santa: regresa Dios mío
Sin Titubeos

Por: Roberto Ojeda
En esta ocasión sumaré mis palabras para escribir sobre la semana más importante para los cristianos en todo el mundo, la Semana Mayor, mejor conocida como la Semana Santa, en donde conmemoramos, lo que sin duda es, el acontecimiento más importante y la base de toda la fe cristiana, la muerte y resurrección de Nuestro Señor Jesucristo.
Confieso que para un servidor estas fechas son toda una festividad, una tradición que pasó en familia y un momento de gozo. Lo espero cada año, me llena de felicidad el corazón y le repito a
Dios mismo, aquellos hermosos versos del Credo Mexicano, que aseguran que “si no creyera que eres mío, el propio corazón me lo gritara y te arrebataría con mis brazos, a todo intento de volverte ajeno, ¡sintiendo que a mí mismo me salvaba!
Sin embargo, veo también con tristeza como al igual que otras fechas como la Navidad e incluso las fiestas patrias, que nuestra sociedad actual está tratando de vulgarizarla, quitándole su significado sobrenatural y trascendente, para dejarlo como simples días de asueto, que deben aprovecharse para ir de vacaciones, olvidándose que lo que realmente está fecha representa, es el sacrificio de nuestro creador, y su posterior triunfo sobre la muerte, demostrando que es todopoderoso. Por desgracia, el hombre no se conforma con olvidar a Dios, sino que en la actualidad lo está retando.
Constantemente trata de demostrar que no solo no lo necesita, sino que le estorba; promueve anti valores, hace ver lo malo como bueno, lo noble y eterno como anticuado y obsoleto, y a cambio legaliza absurdos como las uniones homosexuales, y el aborto, vendiéndolo como progreso y evolución.Y déjenme decirles que la vida sin Dios, es igual a repetir él Vía Crucis, pero sin esperanza de resurrección.
Es la sensación de soledad y vacío, dejándonos llevar por el egoísmo, la soberbia y él utilitarismo; tratamos de suplir la falta de espiritualidad con el exceso de materialismo y nos llenamos de relativismos convenientes, para no tener que comprometernos con verdades que
cuestionen nuestro lastimero estilo de vida. Todos los cristianos debemos vivir esta Semana Santa, esperando el pronto regreso de Nuestro Señor Jesucristo.
En mi caso no solo espero, sino pediré que por ese amor que nos tiene, regrese lo más pronto posible, porque estoy seguro que sí está generación sigue por el mismo camino, la humanidad se perderá irremediablemente. Sé que estas palabras pueden parecer pesimistas, pero el corazón duele ante tanto odio y a veces es difícil mantenerse optimista, por eso me permitiré ser un poco egoísta y volver a pedir a Dios que se manifieste ante los hombres y nos ilumine con su gloriosa presencia.
En este punto dejaré que el excelente escritor italiano, Giovanni Papini, exprese lo que siento en este momento, con este fragmento de su obra “Historia de Cristo”:
“Nunca como hoy ha sido tan necesario tu mensaje, y nunca fue como hoy olvidado y menospreciado. El reino de Satanás ha desplegado todo su poder, y la salvación que todos buscan a tientas no puede estar más que en tu reino.
El gran experimento se aproxima al fin. Los hombres, alejándose del Evangelio, han encontrado la desolación y la muerte. Más de una promesa y de una amenaza se han cumplido.
Ya no tenemos nosotros, los desesperados, sino la esperanza de que vuelvas. Si no vienes a despertar a los durmientes que yacen en la charca hedionda de nuestro infierno, es señal de que el castigo te parece aún harto corto y ligero para nuestra traición y no quieres derogar el orden de tus leyes. Y hágase tu voluntad ahora y siempre, en el cielo y sobre la tierra.
Pero nosotros, los últimos, te esperamos todos los días, a pesar de nuestra indignidad y de todo imposible. Y todo el amor que podamos obtener de nuestros corazones devastados será para Ti, ¡oh crucificado!, que fuiste atormentado por amor nuestro y ahora nos atormentas con todo el poderío de tu implacable amor”.
Roberto Ojeda
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