Por: Psic. Deyanira Trinidad Álvarez Villajuana
Todos tenemos la oportunidad de reescribir nuestro pasado, brindándole una interpretación diferente a lo vivido, y de escribir algo distinto en la vida de nuestros hijos e hijas. Amar a nuestros padres, tal y como son, sin juzgarlos, quizá no fue tarea fácil para muchos, ya que pudo existir violencia, abuso, adicciones, desatención, o diferentes características que hayan obstaculizado ese vínculo que se supone que debería fluir natural. Muchas veces, esos déficits cargados a través de los años, provenientes de la infancia, siguen como sombras hasta la etapa adulta y se convierten en patrones destructivos que tienden a repetirse, si no se les reconoce como tales y se pone un freno de tajo. Dichos patrones destructivos en el trato cotidiano, que pueden implicar normalización de la violencia, no solamente la física sino la psicológica, expresada en manipulación, chantaje, etiquetas negativas sobre la personalidad o gustos, actitudes dictatoriales sin amor, o bien, la excesiva permisividad, sin reglas, ni disciplina, pueden dañar más que construir el cimiento de la familia, que es la relación entre los miembros de la misma. Sin embargo, estos patrones sí pueden romperse y dejarse en el pasado, a través de una decisión consciente de ser libres de toda atadura, y de vencer con la ayuda de Dios, pues solos no podríamos, hasta la más terrible de las circunstancias.
El primer paso, es la honestidad. Sí, el aceptar nuestras fallas sin resistencia ni revancha por hacerlo. ¿Perfecto? Sólo Dios. Todos los demás, estamos en un proceso de mejora continua incesante, que culmina hasta el último día en la tierra. El segundo paso, es la acción. De nada sirve detectar aquello que debemos mejorar, si no hacemos algo al respecto, sólo lamentarnos. Aunque sí existen las víctimas, y, por ende, ese término debe usarse para referirse según la legislación mexicana a personas que hayan sido violentadas en cualquier forma, por ejemplo, también lo es, que ese estado puede convertirse en uno de resiliencia, fortaleza, y ahora, la víctima cambiar al rol de líder, y ayudar a otros a superar crisis de vida similares. El dolor es inevitable, pero el sufrimiento es opcional. Dios en su inmensa sabiduría nos permite elegir, con libre albedrío, si queremos continuar en la auto-conmiseración o hacer algo al respecto, que facilite la transformación de nuestro contexto, familia y comunidad, empezando por uno mismo. El tercer paso, es aprender con humildad cada día más, de todo y de todos, pues si Dios te ha dado las capacidades, dones y talentos, es para que los uses. Hay muchas personas que, por ignorancia, critican a quienes ponen a trabajar lo que Dios les dio, y por ende, brillan, caminan con una luz especial, esa que proviene de un corazón que ama a Jesús, y se traduce en actos de amor y por lo tanto, son bendecidos para bendecir. En este punto, les comparto que vi un documental de un periodista israelí, que contaba con siete licenciaturas, tres maestrías y dos doctorados, y seguía aprendiendo. Es su don, su talento, tiene esas capacidades, yo lo aplaudo, reconozco y valoro. Él no lo hace por tener “títulos”, o por “workahólico”, lo cual diría una persona con envidia y cuya capacidad no le alcanzara para realizar lo que él si puede, y sin mucho esfuerzo, sino lo hace porque ama aprender, su curiosidad es insaciable, es parte de su diseño, su cultura, y tan es de este modo, que el mayor porcentaje de premios Nóbel a nivel mundial, son de la nación de Israel. Independientemente de cuestiones religiosas o políticas, en materia académica, tecnológica y democrática, están siendo ejemplo a nivel mundial. En lo personal, soy más de admirar que de criticar lo bueno de los demás, ya que, de la grandeza del propio corazón, habla la boca. Jamás hablamos de los demás, sino de nosotros mismos.
La educación en valores, es fundamental. Si nosotros crecemos en estas áreas y damos un buen fruto, seremos ejemplos dignos de imitar, del cual se nutra nuestro mayor regalo de Dios, la mayor de las responsabilidades sobre esta tierra: ser padres y madres. El fruto se compone por Amor, Alegría, Paz, Paciencia, Amabilidad, Bondad, Fe, Humildad y Dominio Propio. Si nosotros lo tenemos, nuestros hijos tenderán a replicar justo lo que ven en casa, salvo excepciones de daños neurológicos, problemas bioquímicos, o condiciones especiales, que pueden presentarse, y generar condiciones complejas que muchas veces padres y madres que brindaron una buena educación a sus hijos, con valores, no logran entender. Cada caso es único, especial y debe analizarse la situación en concreto. Considerando lo anterior, y tras realizar la lectura de un libro que les recomiendo ampliamente cuyo título es: “Cuando tu hijo sufre: ayuda a tu hijo a superar las heridas emocionales”, les comparto una serie de consejos que pueden ayudar a nuestros niños y niñas a superar toda adversidad, con la ayuda de Dios, de sus padres, familia y de un profesional que les acompañe durante el proceso.
Debemos quitarnos ese estigma de ver como “negativo” el acudir con el psicólogo, y más si comparte nuestros valores. Al contrario, es una experiencia sumamente positiva, enriquecedora y que puede prevenir muchos desastres futuros. De nueva cuenta, prediquemos con el ejemplo. Acudamos nosotros mismos, y tras ello, podremos hablar en primera persona de los cambios, transformaciones, crisis vencidas, arrastrando nuestro ejemplo, más que mil palabras. Por cierto, yo soy psicóloga de formación, próxima abogada, y he sido testigo de cientos de transformaciones de personas y familias, lo cual me llena de profunda satisfacción. Amo mi trabajo, es mi misión de vida, me apasiona, soy buena en ello, y la felicidad de otros, abona a mi felicidad, así que es idóneo. A continuación, les comparto unos consejos que suman a la educación en valores, conllevando experiencias de vida, las más importantes, dentro de cada uno de ellos. Espero les sirvan y hagan reflexionar de forma profunda y significativa:
1.- Las personas exitosas tienen dos cosas en sus labios: sonrisa y silencio.
2.- La sonrisa puede resolver un problema, el silencio puede evitar problemas.
3.- El azúcar y la sal se pueden mezclar, pero las hormigas rechazan la sal y se llevan solo el azúcar.
4.- Selecciona las personas correctas en la vida y haz tu vida mejor y más dulce.
5.- Si no logras tus sueños, cambia tus caminos, no a Dios.
6.- Recuerda, los árboles cambian sus hojas y no sus raíces.
7.- Nunca llegarás a tu destino si te paras a arrojar piedras a todos los perros que ladran.
8.- Los enemigos te verán caminando sobre el agua y dirán que es porque no puedes nadar.
9.- Incluso si bailas sobre el agua, tus enemigos te acusarán de levantar polvo.
10.- Haz que tu ambición sea vivir una vida tranquila, ocuparte de tus propios asuntos y trabajar con tus propias manos.
11.- Recuerda, nunca luches con un cerdo. Ambos se ensuciarán, pero el cerdo lo disfrutará.
12.- Entrega tu corazón y vida a Jesús, no a una religión, ten una relación con Él, lee la Biblia, medita en ella y aplícala, canta alabanzas y sirve en amor a la comunidad. Ese es el secreto de la verdadera felicidad, la duradera, y con ganancias eternas.
Mateo 18: 3” y dijo: “En verdad les digo que, si no se convierten y se hacen como niños, no entrarán en el reino de los cielos”.
Psic. Deyanira Trinidad Álvarez Villajuana
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