Enfrentar la tormenta

Por: Julio Amézquita

Hace algunos meses celebrábamos el inicio de un nuevo año, estableciendo metas y propósitos, nadie sabía que unas semanas después estaríamos viviendo una pandemia de proporción mundial y que la consecuencia de esto cambiaría nuestra forma de vivir buscando una “nueva normalidad”.

El gobierno de nuestro país en sus ámbitos federal, estatal y municipal comenzaban a tomar las medidas que consideraban necesarias para enfrentar la llegada del denominado Covid-19.

Recuerdo que un viernes 13 de marzo, me despedí de mis compañeros de universidad sin pensar que sería la última vez que asistiríamos a clases presenciales, pues ese mismo día la Secretaria de Salud de Yucatán (SSY) reportaba el primer caso confirmado en el estado.

Las cifras comenzaron a correr, los contagios y los fallecimientos fueron aumentando, en determinados horarios se transmitía un informe (aún lo hacen), que era emitido por las Secretarías de Salud federal y local. Las medidas tomadas por el gobierno se fueron volviendo más restrictivas con el objetivo de proteger la salud de los mexicanos, en las escuelas, iglesias, gimnasios, bares, restaurantes y demás lugares donde cerraron sus puertas con la idea de que pronto pasaría todo…

Y ¿En qué momento se acabará realmente todo? Es una pregunta que podríamos asegurar que la mayoría de las personas tiene en su mente. En estos últimos meses se han publicado infinidad de artículos relacionados con el Coronavirus. Existen avances en la búsqueda de tratamientos o vacunas que evitan el incremento en los contagios y por ende pueden salvar vidas. 

A varios meses de que se registrara el primer caso y con ello iniciara la suspensión de actividades no esenciales, muchas empresas han tenido problemas económicos, incluso algunas han cerrado, otras continúan con “sobreviviendo” pero con peligro de cerrar definitivamente sus puertas en cualquier momento por falta de ingresos para continuar operando. 

Realmente estamos viviendo un año diferente en el que las personas debemos aprender a ser más empáticas. En el que tenemos que demostrar nuestros valores y ayudar a quien lo necesite. Esas pequeñas y medianas empresas son las que corren mayor riesgo de cerrar de para siempre al no contar con la solvencia económica suficiente para mantenerse sin abrir y algunos otros que con la reapertura económica observan escasa afluencia y bajas ventas que se registran en estos días.

Es momento de sacar nuestro lado más humano para salir adelante juntos, como una sociedad unida y fuerte, solamente trabajando unidos lograremos dejar atrás la pandemia, aplicando las medidas indicadas para prevenir contagios, apoyando a las pequeñas y medianas empresas, apoyando a nuestros amigos, conocidos y familiares.

La pandemia debe servirnos de aprendizaje para el futuro, adaptarnos para salir adelante, ya que vivir encerrado no es vivir.

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