Que no se equivoque el magisterio

Por Rafael Cano Franco

Desde que la ex dirigente del SNTE, Elba Esther Gordillo Morales irrumpió públicamente con su expresión de tronar la Reforma Educativa, un fantasma recorre el país generando temor e incertidumbre en los sectores que tienen a su cargo la educación en todos sus niveles.

La maestra Gordillo Morales regresó con el fin de dinamitar la reforma educativa porque nunca estuvo de acuerdo con ella y fue precisamente su oposición a la misma lo que determinó fuera llevada momentáneamente a la cárcel y luego condenada al ostracismo por varios años; hasta que López Obrador la rescató y la hizo su aliada temporal.

Desde la perspectiva de Elba Esther Gordillo, la Reforma Educativa que impulsó el presidente Enrique Peña Nieto es su némesis, aquello que debe demoler para estar en condiciones de regresar a ser la otrora poderosa dirigente magisterial o, en su defecto, convertirse en la titiritera que mueva los hilos de una nueva dirigencia sindical, aprobada por ella.

Si bien es cierto la Reforma Educativa tuvo implicaciones en lo laboral, al paso de los años el magisterio obtuvo más  beneficios que perjuicios y solamente los necios que por capricho o por oposición ideológico no quisieron evaluarse, quedaron fueron del sistema educativo.

Cuando Elba Esther Gordillo proclamó la caída de la Reforma Educativa y luego fue secundada por el futuro gobierno, lo único que hizo fue cancelar la oportunidad de crecimiento en sueldo y prestaciones a los profesores que acuden a las evaluaciones con el único fin de demostrar su preparación para estar en las aulas y con ello aumentar su ingreso nominal.

De hecho, cancelar la Reforma Educativa no tiene más que la lógica de no pagar al magisterio los sueldos que se ganaron al ser bien evaluados, restringirles su crecimiento profesional y con ello quitarle de un plumazo un problema presupuestal al gobierno.

Al aprobarse la Reforma Educativa, la oposición de una parte mínima del magisterio se centró en la evaluación a la que deben someterse todos los profesores; hubo connatos de violencia e incluso maestros que no se presentaron como manifestación de rebeldía.

La verdad es que ninguno de los maestros que acudió a la evaluación tuvo problemas; los que no se evaluaron y se mantuvieron en su postura intransigente se les aplicó la ley y dejaron de estar en la nómina.

Sin embargo, al paso de los años la evaluación fue un evento esperado por los maestros y no hubo protestas ni tampoco ausentismo deliberado en la prueba.

Eso tiene una razón muy especial: obtener una buena calificación implica una mejora salarial.

Cuando la maestra Elba Esther Gordillo dice que la Reforma Educativa es lo peor que le pasó a México en materia de educación, también le está cerrando las puertas a que más maestros mejoren sus ingresos, algo inconcebible en quien se asume como dirigente sindical.

No conozco a Juan Díaz de la Torre, el líder del SNTE, pero su dirigencia, a diferencia de la de Elba Esther, se olvidó de la parte política electoral y se enfocó en los temas de índole sindical; Díaz de la Torre no es un dirigente de escándalos ni se le conoce un enriquecimiento producto del cargo que ocupa; su presencia en medios obedece exclusivamente a aspectos relacionados con temas que atañen a sus representados y no se inmiscuye en polémicas estériles ni tampoco compra lealtades con regalos costosos.

Elba Esther Gordillo piensa que todo se detuvo en el tiempo, que nada cambió y que sigue siendo la mujer todo poderosa que con una expresión todos se han de doblegar; para su desgracia ya sus incondicionales no están en la dirigencia, ella es uno de los personajes que el pueblo de México considera más nefastos y por ello su aspiración de regresar a la dirigencia nacional del SNTE solamente puede tener como base un apoyo político del gobierno que empieza el 1 de diciembre, algo que además de regresivo es oprobioso para millones de maestros que la desprecian por considerarla corrupta.

Ahora que la maestra Elba Esther Gordillo quiere recuperar lo que ella supone le pertenece y que no es otra cosa que la dirigencia del SNTE, habría que preguntarle al magisterio nacional si realmente la quieren de nueva cuenta, si están de acuerdo en redimirla como su representante y si quieren que les cancele los beneficios que han logrado.

Ella se sorprenderá del enorme rechazo que genera.

 

Rafael Cano Franco es reportero y conductor de noticias, también preside el Foro Nacional de Periodistas y Comunicadores A.C.

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