“FAKE NEWS” o noticias falsas: amenaza a la estabilidad.

Por: Atilano González Villa, Director general El Puente Editores
La fiebre informativa desatada a través de las redes sociales amenaza trastocar todo el orden establecido, no solo el prestigio de la prensa libre, la real y verdadera prensa, sino el recto desarrollo de toda actividad tanto local, como nacional y mundial, según el alcance y los objetivos de estas distorsionadas noticias.
Cualquiera se piensa periodista con solo subir a la red un hecho cualquiera, escrito según su real saber y entender. Y no. No es solo escribir, hay que analizar, valorar, contextualizar el hecho y al escribirlo darle la redacción correcta, con la estructura adecuada, algo para lo cual se han preparado los periodistas. Por eso muchas “noticias” subidas por entusiastas de la información, en lugar de orientar y explicar, confunden y desorientan.
Y cuando la intensión va más allá de la emoción del protagonismo, cuando el escrito va dirigido a cambiar o a incidir negativamente en la realidad de los hechos, la situación se convierte ya en un peligro social, con amenaza directa a la estabilidad de todo tipo.
Por eso el director del diario español “El País”, Antonio Caño, reivindica como “más necesario y demandado que nunca” el periodismo “de calidad, honesto, riguroso y respetuoso con las reglas profesionales”.
Recuerdo con cariño y nostalgia mis años de corresponsal de muchos medios nacionales, Televisa (10 años), Excélsior (17), Notimex (5), Multivisión (3), Tribuna de Campeche (5) y otros, así como de las agencias mundiales Reuters (2) y France Press (40) en donde aún sigo, a más de mi relación de 17 años con el ahora extinto “NOVEDADES DE YUCATAN”. En todos ellos, la constante siempre fue la exigencia de ejercer un periodismo de calidad, honesto, riguroso y respetuoso con las reglas profesionales: fuente informativa, datos numéricos duros, el contexto claro, bien analizado y estructurado, siempre, como requisito normal en toda redacción periodística.
Sí, como pide el director de “El País”, quizá haya que mirar hacia atrás y volver a las viejas, pero eternas, normas del periodismo. Volver a sus raíces, a su esencia. Mucho del futuro de la vida democrática, de la vida en libertad, depende de la existencia de un periodismo independiente, libre y bien fortalecido.