
Ódiame, por favor, yo te lo pido… O cómo la envidia nos llena de ronchas
El mundo tras un balón

El antiamericanismo es el sentimiento más puro y mexicano que existe, no en balde lo encabezan los seguidores del Guadalajara, odiado rival del América y que se jacta de jugar con puros mexicanos. Es el típico sentimiento de que quieres que a tu vecino le vaya mal, sin importar que a ti te va peor.
Es como cuando el de al lado se compra un carro del año y de pronto, le falla. Ahí sales a burlarte sin ver que tu auto es un datsun 86 al que tienes que empujar para que arranque.
Así, me tocó ver miles de personas felices por la eliminación de los azulcremas a manos de los regios, sin importarles que a su equipo lo sacó el propio América o de plano no calificaron a la liguilla.
Muchos de ellos pasaron del gozo al pozo en dos días, cuando Independiente del Valle de Ecuador dejó fuera de la Copa Libertadores a los Pumas, que no saben ganar en penales.
De ese ridículo mejor ni hablamos, que ya basta con entusiasmarnos a diferentes niveles en ese torneo para terminar haciendo pura burrada.
En cuanto al anti, el América dice que tiene “la mitad más uno” de los aficionados en México. Considero que ese porcentaje es el de sus detractores, el de las personas que están esperando que uno de sus jugadores no funcione, que expulsen a Sambu, que los eliminen, que saquen a Nacho.
Todo eso da alegría a la mitad más uno de los mexicanos en el fin de semana. Y no podemos quejarnos, porque así somos como sociedad.
No podemos ver que a alguno de los nuestros le vaya bien porque enseguida le buscamos cosas malas. Lo hicimos con Vela, con Chicharito, con Ayón y chance lo hagamos ahora con Osuna y Urías.
En la vida real, si vemos a alguien con un buen carro es “el chofer”. Si lo vemos con una mujer que lo supere en belleza, decimos que es porque “ha de tener lana”.
NO aceptamos el éxito de los demás y nos regocijamos de su fracaso, sin ver lo miserable que puede ser nuestra vida. Celebramos sus tropiezos y no somos felices en un triunfo de la colectividad.
Y por eso, nuestro futbol, nuestra vida y nuestro país seguirán hundidos en un pozo de mediocridad en el que ni Obama podrá rescatarnos.
Madrid, campeón de la Champions
Una cosa sí es segura: el nuevo monarca de la Champions será madrileño. Aquí sí, ni es vaticinio ni chiste malo, es una obviedad. Nos alistamos a ver, nuevamente y en menos de dos años, un encuentro entre los dos principales equipos de la capital española.
Por un lado, veremos mucha garra, mucha entrega, mucho sacrificio en bien del colectivo. Por otro, tenemos a un equipo grande, el más grande la historia de la competencia, cn jugadores a esa altura. Pero es todo. Tenemos jugadores, no equipo. Zinedine Zidane es un Hugo Sánchez primermundista: no sabe de táctica, achoca jugadores, confía en uno que le pueda resolver el partido y cree que motivándolos solitos caerán los goles.
Del lado rayado, tenemos a Simeone. El Cholo ya fue campeón de España, de Europa League, de Supercopa de Europa. Le falta la Champions y sabe que hace un bienio se quedaron a 1 minuto o a 1 marcaje oportuno a Sergio Ramos para conseguir la orejona.
Va a ser un duelo de un gol, de un error y de una figura. ¿De quién será cada cual? Eso lo veremos este sábado en punto de la 145, la hora de la Champions.
MI pronóstico ya lo había dado desde hace semanas: Si el Atlético le gana al Barcelona, será el monarca indiscutible. Está a un pasito.
Adiós al Carlos Iturralde
Esta noticia y el consecuente análisis se hace con reservas. Hace ya muchos años, la entonces directiva de Venados y la entonces Gobernadora del Estado, Ivonne Ortega, afirmaron que harían un nuevo estadio en Ucú y presentaron las maquetas con bombo y platillo. A cinco años de distancia, no tenemos ni la primera piedra.
Así, es difícil creer que se hará un nuevo recinto para los Venados y para todo el balompié yucateco. Peor aún, me dan risa las declaraciones de los directivos acerca de que pedirán que Yucatán sea sede del MUNDIAL, Por favor, que primero comiencen a edificar el estadio y luego vendan esta clase de burdas noticias.
Dicho lo anterior, pues, amigo, cree cuanto quieras. No por esto dejaremos de ir a alentar a los Venados cada 15 dias, ni por eso dejaremos de pedir que se acabe el dichoso proyecto fallido de Marcelo Leaño.
Lo que queremos que sepa la directiva es que no queremos que nos ilusionen así, sino que sea con refuerzos, con buen fútbol, con subir a Primera. Una vez cubierto esto, entonces sí que nos hagan creer que recibiremos un Mundial.
Monterrey, campeón
Escribo esto sin haber visto el juego de ida de la final del futbol mexicano, pues me encontraba jugando al fut y metiendo penales. Bueno, uno, en realidad. Habiendo hecha esta aclaración, diré que sigo pensando lo mismo que desde principio de torneo: Monterrey será campeón.
Lo confieso: al principio fue mi corazón enamorado de Tony el que hablaba, pero ahora la razón de mi cerebro le asiste. Un gol de diferencia es muy, muy poca. La capacidad ofensiva de Monterrey es mucha. Su tridente, más Nery Cardozo, mete miedo a cualquiera, aun sin Carlos Sánchez.
Por el otro lado, hay que decir que no le han podido anotar gol en dos partidos en Pachuca a los Tuzos y precisamente son los de la Bella Airosa los únicos que no recibieron gol de los regios en todo el torneo.
Un gol definirá el rumbo de la final. Pero mejor no nos adelantemos y disfrutemos, que puede ser la última vez que veamos en México a Gutiérrez, Lozano, Pabón, Cardona y todos esos grandes jugadores que se han reunido en esta gran final.
Por esta semana, es todo, amigos. La próxima traeré un nuevo cuento lleno de intrigas, violencia, sangre… No, no les contaré de Uber contra Futv. Lo que sí te pido es que mientras nos volvemos a leer, vivas la vida tras un balón.
Por: Eduardo Herrera
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