Mérida, Yucatán.- Un grupo de médicos veterinarios se concentró en el Paseo de Montejo, frente al Monumento a la Patria, para llevar a cabo una marcha pacífica en honor al médico veterinario zootecnista Héctor Hernández Cañas, quien fue asesinado el año pasado tras complicaciones en una cirugía a un animal.
A la manifestación asistieron representantes del Colegio de Médicos Veterinarios de Pequeñas Especies de Yucatán, la Facultad de Medicina Veterinaria de la UADY, la Asociación de Medicina Veterinaria de Yucatán, y otras organizaciones locales que también apoyaron el movimiento. Entre los presentes estuvo Julio Basulto, presidente del Colegio de Médicos Veterinarios de Pequeñas Especies de Yucatán, y Carlos Sauri, representante de la UADY.
Vestidos de blanco, los manifestantes marcharon sin la presencia de animales, con el objetivo de exigir justicia por el caso de Hernández Cañas, quien fue víctima de un asesinato a manos de los propietarios de una perrita de la raza yorkshire, debido a complicaciones surgidas durante una intervención quirúrgica. Además, los participantes pidieron a los legisladores y autoridades del país que consideren las reformas y legislaciones relacionadas con la medicina veterinaria y la zootecnia, asegurando que los veterinarios puedan ejercer su profesión de manera segura.
“La violencia contra el gremio veterinario es una realidad que no se puede ignorar. Exigimos que la sociedad tome conciencia de la problemática que enfrentamos diariamente, en especial por parte de grupos pseudo-animalistas que incitan al odio contra una profesión que es fundamental para el bienestar de los animales y el desarrollo de la sociedad”, señalaron los organizadores de la protesta.
Como parte de las acciones en apoyo a la causa, se llevará a cabo un paro nacional el próximo martes 18 de febrero, entre las 10:30 a.m. y 12:30 p.m., donde médicos veterinarios de diferentes estados del país también realizarán manifestaciones y marchas en sus respectivas ciudades.
El asesinato de Héctor Hernández Cañas sigue siendo un símbolo de la vulnerabilidad y los riesgos que enfrentan los profesionales veterinarios, quienes a diario arriesgan su vida y su reputación para atender a los animales y a sus propietarios.
