Sin recovecos
Por: Rafael R. Vega Valladares
La cantidad de cifras que dan economistas y expertos, junto con los anuncios del gobierno y de los organismos empresariales y que replican de mil maneras los medios de comunicación no alcanzan a acomodarse en la cabeza cuando ya surgieron nuevos datos y cálculos de los daños a la economía que está causando la pandemia del coronavirus Covid 19 en todo el mundo.
Y es que la caída del Producto Interno Bruto, las tasas negativas de crecimiento, pérdida de miles de empleos, cierre de empresas y otros factores económicos parecen empujarnos dentro de un laberinto en el que sólo quisiéramos saber qué va a pasar con nuestro bolsillo.
Esta cruda realidad parece entenderse mejor cuando sentimos en nuestra cartera el aumento de los precios de los productos que consumimos para nuestra subsistencia y ver que ya no alcanza para aquellos pequeños lujos que nos dábamos al principio de la cuarentena en que podíamos pedir la cena a domicilio.
Después de tres meses y medio de sueldos recortados al 70, 50 y hasta el 30 por ciento se empieza a acomodar la realidad de la crisis económica con un futuro sin pronósticos de lo que vendrá en los próximos meses.
Hace unos días, un amigo me relataba la situación que priva en la empresa en la que trabaja y es que se trata de un negocio con mucho tiempo de funcionamiento del que soy cliente por lo menos desde hace 30 años.
Pese a tener presencia en el mercado, podríamos decir que consolidada ya que cuenta con numerosas sucursales en Yucatán, Campeche y Quintana Roo, la gerencia ha pedido a sus empleados aguantar una reducción de salarios.
Por no ser un giro esencial, el primer mes apoyó a su gente con sueldos completos, pero al continuar la pandemia decidió reducir al 50% los salarios, sin poder abrir al público.
Luego de dos meses y medio, con la llegada de la ola 1 de la reactivación económica, la empresa ya pudo abrir y como está vinculada a la realización de eventos sociales hasta hoy suspendidos, sus ventas son muy escasas, de modo que abrir al público no ha sido la solución del problema.
A estas alturas de la pandemia ha determinado alternar a sus empleados en dos grupos, cada uno sólo trabaja tres días a la semana con el 50% de sueldo, a fin de que se mantengan las fuentes de empleo.
Sin embargo, hace unos días, ante el crecimiento de casos de contagio de Covid 19 que nos llevado en los últimos tres días a registrar muertes de hasta 35 personas y cifras de contagio de casi 200 persona diarias, la gerencia les ha advertido a los empleados que si regresamos al semáforo rojo, en el que por no ser un negocio esencial tendrían que cerrar de nuevo, entonces sí vendrá un fuerte recorte de personal lo que dejaría sin ingresos a un buen número de familias.
La crisis que atraviesa el país y que viene en los próximos meses si no frenamos los contagios seguramente será, sí, así como la canción del paisano Aleks Syntek, más fuerte de lo que pensaba.