De película; ¿El retorno del rey?

Círculo Rojo
Por: Iván Duarte
El Frente Único de Trabajadores del Volante (FUTV), uno de los sindicatos más representativos del transporte público en la región, se prepara para un retorno que no solo es esperado, sino casi asegurado. Nerio Torres Ortiz, líder fundador de la agrupación, se perfila nuevamente como el dirigente de la misma, a pesar de haberse retirado en su momento de la escena política sindical.
Este regreso está previsto para junio, y aunque la fecha y su presencia en las boletas de elección ya son un hecho, lo realmente relevante no es solo su regreso, sino la razón detrás de este retorno. Para entenderlo, es necesario contextualizar el momento actual que atraviesa el FUTV.
Después de la salida de Torres Ortiz, la agrupación sindical ha intentado, sin mucho éxito, instaurar un proceso democrático que le permita cohesionar a los diversos actores internos. El ambiente de tensión y falta de unidad ha sido evidente. A pesar de los intentos por generar una verdadera democracia dentro del sindicato, los intentos han sido infructuosos, y la falta de cohesión entre las diferentes facciones es palpable.
Dentro de los actores principales está hoy el actual líder Billy Fernández, quien ha sido señalado tanto por sus aliados como por sus detractores. Por un lado, algunos lo acusan de acercamientos con el PAN, mientras que otros lo señalan por supuestos acuerdos con Morena, además de las versiones sobre su participación en actividades paralelas, como la operación de flotillas de transporte de plataformas como Uber y Didi. Esto no ha hecho más que incrementar la desconfianza dentro del grupo opositor, que sigue fragmentado. El actuar de Billy es muestra de la insatisfacción de cualquier grupo que no comulgue con el dirigente en turno. Ya sea que sus decisiones sean positivas o negativas.
En este contexto, la falta de un liderazgo sólido en la organización ha sido evidente. A pesar de que el FUTV debería ser un sindicato con una estructura más democrática, lo que se ha impuesto es una falta de consenso general que se traduce en un vacío de poder. La llegada de Torres Ortiz, lejos de ser una solución a un proceso democrático genuino, parece ser la respuesta a la incapacidad de los actuales líderes de consolidar una fuerza unificada. Los miembros del sindicato, ante la incertidumbre y la fragmentación de la oposición, ven en el regreso de Nerio Torres la figura que puede devolver la estabilidad a la organización.
La pregunta que queda en el aire es si, a pesar del contexto aparentemente democrático en el que se dará su retorno, el proceso no será más que una formalidad. Con un dirigente que posee el peso moral y la autoridad dentro del FUTV, las opciones para quienes deseen competir son mínimas. La falta de liderazgo en otros sectores y la necesidad de una figura fuerte podrían hacer que cualquier intento de competencia no tenga la suficiente base para desafiarlo de manera efectiva. Así, lo que podría haber sido un proceso electoral dentro de un sistema democrático, se transforma en una mera formalidad que no alterará la estructura de poder.
En resumen, la situación interna del FUTV deja claro que, a pesar de las intenciones de democratizar la organización, los grupos de poder no han logrado consolidar una alternativa viable al liderazgo de Torres Ortiz. De esta manera, su retorno podría verse como la respuesta a la carencia de una dirección clara, lo que permite que el “protocolo democrático” se reduzca a una mera formalidad ante la inevitable reinstauración de su figura al frente del sindicato.