Aviadores que van, ¿aviadores que vienen?

Círculo Rojo
Por: Iván Duarte
Secreto a voces es el despido masivo que se ha generado en la actual administración de gobierno encabezada por Mauricio Vila Dosal, y es que tal acción es plausible desde el punto de vista de que aquellos empleados “parásitos” y de oportunidad de la anterior administración bien deben ser cesados.
Digo secreto a voces porque no se ha logrado establecer con claridad la cifra real o completa de esos despidos, pero que en las dependencias se habla de cientos, según el tamaño de la misma y el personal que ahí labora.
Por otro lado se encuentran los trabajadores sindicalizados, quienes no estaban contemplados en ese 20 por ciento del que el actual mandatario aseguró no serían tocados, ya que según promesa, el recorte de mano de obra de ese porciento solo afectaría a los trabajadores de confianza.
Ya Jervis García Vázquez, dirigente de los burócratas de gobierno indicó que de los “corridos por error” sólo fueron 40 y que serían restablecidos en sus cargos, ante la que aseguró, buena voluntad del mandatario estatal.
Mucho se habló también sobre algunos sindicalizados “incómodos”, que tanto para el nuevo gobierno como a su propio gremio les resultó viable deshacerse de ellos, pasando por encima de sus derechos sindicales, aunque de estos casos, pocos. Pero que al final por no tener la buena relación con sus dirigentes laborales o una palanca adecuada con gobierno, no lograron conservar sus empleos.
Sobre el resultado final de despidos podríamos elucubrar un número. Sin embargo, fuentes cercanas a la actual Secretaría General de Gobierno, a cargo de la abogada María Fritz Sierra hablan de una cifra en particular promedio, de entre 400 y 500 “burócratas” con un toque especial. La de ser aviadores de la anterior administración.
No, no nos referimos a empleados de la industria aeronáutica, sino a esos, que “aterrizan” solo para cobrar, esos que no se les ve, ni se les conoce actividad alguna como trabajadores de gobierno, pero que llegada la quincena reciben un pago como funcionarios, y en la mayoría de los casos, con jugosos sueldos, de 30 o 40 mil pesos mensuales.
Recurso envidiable para decenas de trabajadores que pese a prestar servicios por años, no rebasan los 8 mil o 10 mil pesos en las dependencias.
Y ¿cual es la dependencia de donde más figuran estas sanguijuelas del erario?, pues nada más y nada menos que de la Secretaría de Educación del Gobierno del Estado de Yucatán (Segey), desde donde se buscó acomodar a cuanto se pudo antes del cambio de administración.
Se comenta que hasta de intendentes colocaron en esta dependencia educativa, como si fuera el Black Friday estadounidense. Una vez que los anteriores secretarios de educación abrieron las puertas, como Raúl Godoy Montañez, Víctor Caballero Durán y Delio Peniche Novelo. La instrucción fue “agarren lo que puedan”.
Y esto se sabe muy bien en el sector magisterial. Tanto así que de ahí suena el nombre de Emmanuel Ojeda López, quien siendo director general del Conalep en esta entidad, contaba, o más bien cuenta, según docentes, con dos claves diferentes como maestro de nivel secundaria, es decir, dos sueldos que devenga ante la Segey.
También es muy sonado el caso de un aviador en los Colegios de Bachilleres, en el interior del estado, quien a penas unos días antes del cambio de gobierno recibió su plaza laboral, y retroactiva, es decir, la plaza se la justificaron como si se la hubieran otorgado un año antes. Y eso que también ni siquiera se le conocía como empleado o maestro.
Vale la pena mencionar que aunque no como aviador, en este subsistema de bachillerato está el hermano de Walter Salazar Cano, ex titular del Registro Civil y de Sedesol estatal, Edwin Salazar Cano, quien es director del plantel Kanasín del Cobay, y quien luego de seis años de atropellos a los maestros, según expresan los mismos, ahora teme sea removido.
A este enamoradizo de uniformadas del Cobay, según se sabe en el plantel, ahora le cuentan los minutos para que la administración de Vila Dosal le remueva de su cargo.
La lista es amplia, personas que nunca se les vio trabajar, ahora, varias de ellas intentan o han intentado justificarse de mil maneras, como con enfermedades que les imposibilitó presentarse al menos los últimos cuatro meses antes de la elección de julio pasada, por mencionar algo.
También hubo dentro de los “corridos” quienes sus bases fueron habilitadas con dos e incluso un día previo al cambio de gobierno, es decir, recibieron sus plazas laborales el 30 de septiembre pasado.
En fin, es de celebrarse que quienes no tienen nada más que hacer en el gobierno que ir a cobrar sean cesados, al final, su sueldo sale de los impuestos que pagamos todos. Hoy hay que aplaudir al gobierno esta acción.
Esperemos que mañana no tengamos que reclamarla. Esperemos que esos aviadores que se van, no sean remplazados por nuevos, compadres y amigos de los actuales funcionarios, porque eso sí hablaría mal en un futuro y sería reprochable. Gracias.