El Juglar de la Red
Por: Rafael Cano Franco
Andrés Manuel López Obrador fue muy enfático como candidato en atender tres aspectos que son prioridad para los ciudadanos: atender la inseguridad pública y pacificar México; combatir la pobreza a través de programas sociales dirigidos a los segmentos más desprotegidos y combatir la corrupción que, según sus cálculos, costaba 500 mil millones de pesos al año.
Si atendemos la encuesta que acaba de presentar la empresa “Massive Caller”, correspondiente a enero del 2020, podemos decir que en esos tres puntos las expectativas ciudadanas han sido defraudadas.
Es cierto, la aprobación al gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador sigue siendo alta, con un 56.6 por ciento a favor y un 28.2 en contra, mientras que un 15.2 no tiene opinión sobre el tema; pero debemos recordar que sus índices aprobatorios llegaron al 80 por ciento y después de ese tope a la alza, consistentemente ha venido bajando, en enero del 2020 se ubican en el punto más bajo que se ha medido y la tendencia es que siga cayendo.
La caída de López Obrador no tiene nada que ver con cancelar el Aeropuerto, ni con la venta o rifa del avión presidencial, tampoco hay un indicio de que sea afectado por la fata de medicamentos para niños con cáncer, tampoco se le cuestiona su forma de gobernar.
El principal problema que enfrenta el gobierno de la 4T es el poco éxito que ha tenido en el combate a la delincuencia en México.
Al parecer la política de “abrazos, no balazos” o de la “llamar a la abuelita para que use la chancla” no han convencido a los ciudadanos quienes con un 60.3 por ciento califican como “nada o poco exitoso” el combate al crimen organizado, mientras que un 39 por ciento lo considera “algo o muy exitoso”.
En el tracking mensual respecto a este cuestionamiento, es claro que se está abriendo una brecha donde cada vez se suman más personas a calificar como fracaso el combate a la delincuencia y disminuyen los que creen que se trabaja con éxito.
Eventos como “el culiacanazo”, el asesinato de la familia LeBarón, la fuga de los operadores del Chapo Guzmán o la recién boda de la hija del mismo Capo, son eventos de escándalo que contribuyen a generar la percepción de que México está bajo el control del crimen organizado y el Gobierno es en el mejor de los casos temeroso de enfrentarlo o en el peor su aliado.
Otro gran fracaso que empieza a ser señalado por los ciudadanos es lo referente al combate a la pobreza: un 52.8 por ciento considera los programas sociales como un fracaso y un 47.2 todavía confía en que lograran su cometido.
En materia de combate a la pobreza, se han dado varios golpes de timón y ninguno ayudó en la percepción de que el gobierno federal está haciendo bien las cosas; desaparecer el seguro popular y sustituirlo por el Insabi fue brusco, mal operado y generó desconfianza en los beneficiarios. Desaparecer los recursos presupuestales para las estancias infantiles también representó un duro golpe a la economía de las familias de más escasos recursos.
Pero además, sus programas sociales emblemáticos, que serían el portaestandarte de lo que es la 4T, no han sido exitosos.
El programa “Sembrando Vida” solamente alcanzó el 13.9 por ciento de su meta y eso implica que dejó fuera al 86.1 del universo de posibles beneficiados; “Jóvenes Construyendo el Futuro” solamente colocó 20 mil becas (24 por ciento) de un total de 900 mil posibles beneficiarios, dejó fuera al 76 por ciento, entre ambos programas se gastaron 60 mil millones de pesos y no llegaron a su destino más del 65 por ciento de esos recursos.
Esto tiene reflejo en la opinión de la gente que considera que la corrupción no disminuyó durante el gobierno de López Obrador; un 56.1 por ciento dice que no hay éxito y un 43.9 % considera que sí disminuyó. También estos números, en su seguimiento mensual, muestran como paulatinamente aumentan quienes se sienten decepcionados con respecto a los que creen que la corrupción disminuyó.
En términos globales, a los ciudadanos no les impacta que el crecimiento económico sea negativo –al menos no aparece en estas mediciones–, tampoco les ocupa la mala infraestructura pública, la inflación, incluso los aspectos de salud.
Lo que sí preocupa y mucho es la inseguridad pública, la corrupción y la falta de empleo/ pobreza; es decir se está fallando en aquello que más se enfatizó como prioritario por atender y no se aprecia existan los ajustes necesarios para corregir el mal paso.
Rafael Cano Franco es reportero, columnista, analista político y Presidente del Foro Nacional de Periodistas y Comunicadores A.C.