Una partida secreta multimillonaria.

El Juglar de la Red|Por Rafael Cano Franco

Apenas la semana pasada se anunció que el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador revivió la llamada “Partida Secreta” con un monto de 90 mil millones de pesos, una cifra que representa el presupuesto anual de Sonora, Hidalgo, Colima y Tlaxcala, con la pequeña gran diferencia que será manejada discrecionalmente por la Presidencia de la República.

La cifra en dólares también es impresionante: 4 mil 790 millones de dólares al precio de cambio actual, dinero que se le quitó a diversos programas sociales, a la investigación científica, al desarrollo de las artes, al campo y la ganadería, pero que más allá de eso es un monumento a la opacidad.

La partida secreta a cargo del Presidente de la República la inauguró Carlos Salinas Gortari y se siguió utilizando hasta el gobierno de Ernesto Zedillo; durante el sexenio de Vicente Fox desapareció y no volvió utilizarse, hasta ahora que la revivió López Obrador pero con una suma que se incrementó 23 veces con respecto a la primera partida en tiempos de Salinas de Gortari que fue de casi 4 mil millones de pesos.

Con esa cantidad de dinero, la Presidencia de López Obrador no tiene problemas para entregar 100 millones de dólares al gobierno de El Salvador, de los cuales ya entregó los primeros 30 millones de dólares; tampoco tiene limitaciones y por ello anunció que entregaría 100 millones de dólares a los gobiernos de Honduras y Guatemala, respectivamente,  pero además acaba de dar la nota de que a través de Infonavit estaría entregando casas a migrantes centroamericanos.

Esos donativos a gobiernos centroamericanos y apoyos a migrantes, los puede hacer con las manos en la cintura y sin que nadie pida cuentas porque el uso de ese dinero no es fiscalizado y no puede rastrearse, esa opacidad es lo que cual genera dudas en cuanto a la honestidad y correcto manejo que se haga de esa cifra multimillonaria.

El gobierno federal alega que ahora sí hay honestidad y por tanto ese dinero estará bien utilizado, pero eso, como muchos otros aspectos, representa la petición a los mexicanos de que demos un salto de fe y creamos a pie juntillas en el buen uso del dinero, que confiemos en su palabra y no reclamemos la inexistencia de mecanismos para supervisar el destino de ese dinero.

La cifra de la partida secreta contrasta con la expresión presidencial de que ahora, con la 4T, sí hay austeridad y el gobierno se “aprieta el cinturón”; con ese dinero, el discurso resulta totalmente falso porque el Presidente López Obrador dispone de un recurso público que debería destinarse a atender necesidades fundamentales en salud y seguridad pública, pero en lugar de eso nos dicen que no podemos ver cuánto sale de la bolsa y menos hacía donde va destinado.

Otorgar una partida secreta con 90 mil millones de pesos es ofensivo para un país donde hay marcadas carencias y necesidades sociales. En México se requiere invertir en educación, seguridad pública, combate a la pobreza, salud, áreas donde para este año se hicieron recortes presupuestales que incidieron en cierre de planteles educativos y se limitó el dinero para imprimir los libro de textos gratuitos; en seguridad hay disminución de fondos al Programa de Fortalecimiento a la Seguridad (Fortaseg); se retiraron los recursos para instancias infantiles y se eliminó el programa de apoyo a jóvenes emprendedores, también se redujo el recurso público para atender enfermos de cáncer y ni que decir de la desaparición de programas para dar incentivos al campo y la ganadería, por mencionar solamente unos cuantos.

El pretexto para desaparecer todos esos programas fue el manejo discrecional y la corrupción imperante en su aplicación; López Obrador los consideró emblemáticos del “manoteo” existente en los gobiernos emanados del PRI y del PAN y eso decretó su casi desaparición; lo paradójico es su disposición a ser igual de opaco que eso gobiernos a los que acusa de ser causantes de todos los males de México y su afición a copiarles la discrecionalidad en el manejo del dinero.

Lo más contrastante de toda esa opulencia de la Presidencia de la República es la pobreza de 40 millones de mexicanos que deben sobrevivir con 10 pesos al día. Ahora si: gobierno rico y pueblo pobre.

Rafael Cano Franco es reportero y conductor de noticias, también preside el Foro Nacional de Periodistas y Comunicadores A.C.

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