La Fuerza México y los dos Méxicos

Y una más para hablar del lamentable terremoto del 19-S pasado es, haciendo a un lado a la “Frida Sofía”, a la “Enrique Rebsamén”, a la Televisa, a la Marina, es, y hay que decirlo, el gran apoyo del pueblo mexicano para consigo mismo.
Las redes sociales, y los demás canales de comunicación fueron testigos, sí, en tiempo real de ese lamentable incidente que se repitió en nuestro suelo, porque también hay que decir, que sucedió en México, nos afectó a los mexicanos, a todos, no solo a los de Ciudad de México, no sólo a los de Oaxaca, sino, a todos.
Pero lo que también hay que decir, y hay que decirlo a viva voz, es la respuesta inmediata de connacionales que no escatimaron en tiempo, en su situación económica, en ¿cómo iban a hacer llegar la ayuda?, ¡nada! Esta tragedia sacudió el verdadero espíritu mexicano que se encuentra dormido, y que puede despertar en cualquier momento.
Y ese verdadero espíritu de apoyo mutuo, separó a farsantes de personas e instituciones sinceras, que son parte también de nuestra identidad nacional y eso, ese gran espíritu hay que presumirlo todo el tiempo, ¡siempre!
¡Ya basta!, de ese odio con dejos de baja autoestima de sentirnos un pueblo desdichado y subyugado por conquistadores españoles. En primer lugar somos hijos de una nueva raza, la Raza de Bronce, la llamó Vasconcelos.
Si hubiéramos sido conquistados por los anglosajones, entonces habríamos sido exterminados, porque ellos no toleran la mezcla de su raza (pregúntenle a los Indios). En cambio en nuestra Hispanoamérica fue fusión de razas, fue brote de una nueva y mejor civilización.
Durante años las escuelas y corrientes de tendencia comunista se han encargado de enseñarnos ese odio. He ahí una Uady con las enseñanzas de Felipe Carrillo Puerto, comunista y anticatólico. Y sin entrar en más detalles, he ahí las enseñanzas de toda esa cargada rojilla de pseudohistoriadores.
Pero volviendo al punto, este espíritu de apoyo mutuo, que nace de la simple percepción de que se trata de una persona o personas con las que compartimos características físicas, idioma, incluso fe. Esto señoras y señores, se llama sentimiento de la nación. Nacionalismo.
No se podrá nunca devolver la vida de los familiares que trágicamente perdieron a seres amados. Pero sí podemos destacar las cosas positivas de este acontecimiento. Y esas cosas positivas son la necesidad, hoy más que nunca de unidad nacional, cohesión.
Hay que entender que los devotos del comunismo, seguidores de Marx, intentan promover este rencor a la España Madre, porque su proyecto es la masa internacional, aquella que no tiene raíces de nada y no va a nada, sino, solo quiere y entiende que debemos ser iguales, pero nunca ha podido responder cómo, al menos no en la práctica.
Luego entonces, una masa internacional no puede ser homogénea si dentro de ella hay quienes sienten orgullo por pertenecer a “equis” o “ye” nacionalidad, por lo que son dos fuerzas diametralmente opuestas.
Ahora bien, si es cierto que hubo una gran manifestación de apoyo nacional, también hay que decir, que hubo quien simplemente metió la cabeza a la tierra cual avestruz.
Lo entendemos, todo pueblo tiene su cuota también, de lastre social, es irremediable. Lo peligroso es, cuando ocupan puestos claves de decisión para el futuro de nuestro pueblo, en especial cuando esos cambios son pensados a futuro, para que no nos demos cuenta de sus efectos en el corto plazo.
Un ejemplo de ello, son nuestros insignes Magistrados de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que piensan que con un minuto de silencio por las víctimas del 19-S cumplieron con su parte que les corresponde, y ni hablar de su jugoso ingreso mensual de casi 500 mil pesos.
Nuestra clase política no se queda atrás, pero sería, como siempre, la más fácil de golpear, mencionando nombres de los que se hicieron pato, como Ivonne Ortega Pacheco, nuestra ex gobernadora, o los que se fueron a comer a un restaurante de lujo, en plena contingencia nacional.
Tampoco omitiremos a esos “guerreros sociales” como la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), que no movieron ni un dedo, (al menos como organización) por las víctimas del sismo.
Peor aún de aquellos que se dicen así mismos la esperanza de México, pero que no respondieron a la contingencia, porque no esperaban hacerlo ni querían, sino porque no les quedó de otra ante la presión social.
Y así podemos seguir con una interminable lista de fariseos que solo aparecen cuando quieren jalar agua para su pozo.
Terminemos con esto, terminemos con este círculo vicioso. En el corromper y dejar corrompernos. ¡Aguanta México!, hay que poner las bases, hay que hacerlo con nuestros hijos, los hijos del presente y Mexicanos del mañana. Recobremos la fuerza, fe y la confianza en ese eterno destino, escrito por el dedo de Dios.