EE.UU. se prepara para una guerra comercial y riesgos de inflación con nuevos aranceles

Nueva York, 3 feb (EFE).- El próximo martes, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, impondrá nuevos aranceles a productos de Canadá, México y China, una medida que podría desencadenar una guerra comercial y un aumento de la inflación en el país, justo cuando la economía se recupera de un ciclo de alzas de precios. Las represalias previstas por los países afectados agravan las tensiones y podrían tener repercusiones negativas para los consumidores y las empresas estadounidenses. Desde su mansión en Florida, Trump justificó las nuevas tarifas alegando que Canadá, México y China han “estafado” a EE.UU., equiparando el déficit comercial a “subvenciones” para mantener sus economías a flote. Además, el presidente reconoció que las medidas podrían generar “dolor” para los estadounidenses, pero insistió en que será el “precio a pagar” para que otros países dejen de tratar a EE.UU. como un “estúpido”. Por su parte, la Casa Blanca emitió un comunicado en el que defendió los aranceles como una “solución necesaria” para abordar problemas internos de criminalidad y drogas, que Trump atribuye a estos países. Sin embargo, economistas como Paul Ashworth, de Capital Economics, advirtieron que estos aranceles podrían provocar un aumento de los precios al consumidor en diversas categorías, lo que presionaría aún más la inflación en EE.UU. El economista Ed Yardeni, de Yardeni Research, sostuvo que, a menos que los socios comerciales de EE.UU. negocien rápidamente para revertir los aranceles, la guerra comercial podría frenar el crecimiento económico del país y contrarrestar los esfuerzos de la Administración Trump por reducir el gasto público. El impacto de la medida ya se está sintiendo en varios sectores. El sector automotriz, altamente integrado entre EE.UU., Canadá y México, podría enfrentar interrupciones en la producción en los próximos días o semanas. Además, se prevé un encarecimiento de los vehículos, lo que afectaría la demanda de los consumidores. El impacto en las cadenas de suministro también podría complicar el trabajo de la Reserva Federal para controlar la inflación persistente, que ya ha llevado al banco central a pausar la reducción de los tipos de interés. En Canadá, los primeros efectos de los aranceles ya son visibles. Los distribuidores están eliminando productos como vinos, cervezas y licores “made in USA” de los estantes de los supermercados, como parte de una respuesta no oficial a las políticas comerciales de Trump. Se espera que el martes EE.UU. imponga un arancel del 25 % a las importaciones canadienses (con excepción del petróleo, que tendrá un 10 %). Canadá ha anunciado represalias con un 25 % de aranceles a los productos estadounidenses. Ambos países han señalado que podrían expandir estas medidas si la situación no mejora. Además, EE.UU. gravará también con un 25 % las importaciones de México, y el presidente de ese país, Andrés Manuel López Obrador, advirtió que responderá con medidas de represalia si Trump no accede a dialogar sobre el tráfico de fentanilo. Finalmente, Trump también impondrá un arancel del 10 % a los productos chinos, lo que evoca la guerra comercial que EE.UU. ya libró contra China en el primer mandato de Trump. Pekín ha prometido tomar represalias, aunque aún no ha detallado las medidas y ha llevado el caso ante la Organización Mundial del Comercio. La situación está lejos de resolverse, y los efectos de la guerra comercial podrían marcar el rumbo económico de EE.UU. en los próximos meses.
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