
El extremo de los extremos
Círculo Rojo

¿Hasta donde podrá el fanatismo establecer una visible línea limítrofe entre las creencias y los seres humanos?, tal parece que no los hay, simplemente no existe final para cuanta cosa se le ocurra al ser humano con tal de llevar al extremo algunas creencias. No.
No me refiero a ningún fanatismo religioso o político, que por más que queramos extirparlo de las sociedades, ha estado presente en todos los países del mundo desde tiempos inmemorables.
Hago referencia a los extremos de la “moda”. Esos extremos desmesurados que hacen increíble el comportamiento humano, pero sobre todo, pareciera que en muchos de esos casos fuera hasta una especie de sinrazón propia de los criterios “relativos” de la condición humana.
Vea usted que ahora resulta que aquellos hombres del campo, de nuestro campo. Esos hombres marginados y por demás a penas y logran sobrevivir con lo poco que pueden producir en sus tierras ante el intermediario explotador.
Resultado que ahora no pueden vender leña o carbón a sus clientes regulares. ¡Cómo si la tala que realizaran los hombres del campo fuera en cantidades industriales¡
Resulta verdaderamente increíble como a los que menos tienen, se les quiere quitar todavía más. Y con el pretexto del Cambio Climático y la importancia de cuidar los árboles ahora la autoridad casi persigue de oficio a estas personas que tratan de complementar el gasto familiar.
El segundo y más lamentable de muchos que podemos enumerar. La existencia de grupos a “favor” de la mujer que le dicen que tiene derecho a decidir cuanto quiera hacer con su cuerpo.
No falta quien vitoree a la mujer que se “desprende” de la esclavitud del patriarcado para para decidir o no si tiene o no un bebé. Y muchas veces esas mismas voces son las que recriminen los supuestos actos salvajes contra los animales.
Es el mes de la madre, y cualquier mujer que se ostente de serlo puede entender a la perfección lo que esa palabra significa. El milagro de ser mamá.
Vivimos tiempos cada vez más difíciles, en donde pareciera que lo que antes la sociedad consideraba como algo bueno ahora lo veamos como malo.
Y lo que considerábamos malo ahora lo veamos como algo bueno. El mundo se sigue pudriendo. Y no precisamente por el cambio climático.
Por: Iván Duarte
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