Yo fui un juligan. O cómo el estadio me comió, vomitó y volvió a engullir
La vida tras un balón

Mérida, Yucatán a 08 de abril de 2016 ¿A qué vamos al estadio? me preguntaba el otro día un amigo lector tras comentar el asunto del putogate. Y pensé que era un buen tema para debatir. Y me hizo recordar cuando era joven y acudíamos en masa a ver a los Venados al Carlos Iturralde. Nos juntábamos en una esquina para “bullear” a un jugador. Y definitivamente, el conocer mucho del medio nos daba una ventaja mayor al aficionado común, que se limitaba a las mentadas. Y así cada 15 días. Debo decir que esto no lo hacíamos como ofensa, sino como una forma de que nuestro equipo sacara ventaja, como expliqué hacen nuestras porras con la palabra prohibida. Pero eso no quiere decir que haya estado bien. Cuando empecé a reportear en los campos de Primera Fuerza, me uní a la porra de los Guerreros de Kanasín. Y ahí debo decir que cada 15 días, durante 90 minutos sacaba las frustraciones, el estrés y hasta la cruda. Pero mejor aún, me rodeaba de buenas personas que al día de hoy son amigos. Ahora voy con mi hija. Desde que ella tenía seis meses (ahora tiene 3 años) hemos ido al estadio a ver futbol. Y sí, es diferente. Vamos en familia y nos sentamos con las familias. Atrás quedó el griterío de las porras. Ahora sólo apoyamos, gritamos los goles y hacemos corajes cuando fallan. La respuesta a la pregunta es, entonces, muy fácil: vamos a ser afición. Cada quien tiene una forma distinta de apoyar a su equipo, pero lo que debe prevalecer es el respeto. Puede haber insultos, pero no ofensas. No cantos racistas, homófobos ni nada por el estilo. No sabemos si el “maldito negro” nos va a salvar o hundir la eliminatoria. Venados, una de cal y el volquete de arena Pues nuestros amigos, a los que vamos a alentar cada 15 días al vetusto Carlos Iturralde, ganaron. Con ello reducen 1 punto su desventaja con respecto al lugar 7, el último que da liguilla. Cimarrones, un “sumamente difícil” sotanero general, se le encerró a Venados como si se tratara de una situación de rehenes en un banco. Y fue hasta el final, como cuando en una película de romance el galán consigue los favores de la amada, que Mauricio Romero anotó y le dio a los yucatecos 3 puntos de oro. La historia a favor de Venados es que Marcelo Leaño usa a muchos chamacos. Son el mejor equipo en cuanto a menores utilizados y eso es un alivio, ya que si bien no tenemos un exitoso presente, al menos en el futuro sí podremos sobresalir. El equipo más ganador del mundo sale del infierno Corría el 2012, fatídico para los mayas, cuando un club de un país muy, muy lejano se declaraba en quiebra. En Escocia, donde juega, no se andan con rodeos: no hay varo, no hay Liga. No importa que hayas ganado 54 campeonatos de Primera División y 111 títulos en tu historia. Así que a jugar a la Cuarta. Desde ahí, el Rangers de Glasgow se levantó y comenzó un periplo alentado cada semana por 50,000 personas en su campo. Nunca, en ninguna circunstancia y en ningún país del mundo un equipo de categorías bajas reunió tanta gente. Subió a Tercera en un año y Segunda al siguiente. Dos derrotas en esos dos torneos. Fácil. En la categoría de plata batalló, le tomó un torneo más pero al fin, este pasado sábado ascendió a la Liga Premier de Escocia. Como nota al calce, en los incipientes años dos miles, este club y su acérrimo rival, el Celtic, dominaban su liga de tal forma que solicitaron a la Premier de Inglaterra su acceso, pero les fue negado. Ahora, reeditarán el clásico más antiguo del mundo, que data de 1888. No somos Nostradamus En el deporte no hay nada escrito. La semana pasada intentamos atinarle a los resultados de los cuartos de final de la Uefa Champions League. Esta martes y miércoles se jugaron los partidos de ida, y si nos confiáramos de ellos creo que estaríamos perdidos. Repaso rápido para quienes no alcanzaron a salir de la cueva en la que viven: Barcelona le ganó al Atlético 2-1 con dos tantos de “Mandibulín”, PSG y Man City empataron a 2, Benfica perdió 1-0 con el Bayern y el Madrid fue caricaturizado por el Wolfsburg. Apuntes rápidos: El Barcelona comienza a ser el América de Europa. Le regalan todo. Suárez se debió ir antes de anotar sus tantos por agresiones a Filiphe Luis y a Juanfran. Fernando Torres se desbocó y quizá no merecía la expulsión, pero la puso en bandeja al árbitro que se inventa goles. Benfica secó en un gol al equipo muniqués. Los bávaros anotaron al minuto 5 y todo se encaminaba a la goleada pronosticada, pero no ocurrió. Bien por el equipo portugués, donde Raúl Jiménez jugó 30 minutos de puro sacrificio. Le queda un juego para remontar y brillar. El Madrid salió pensando que el Wolfsburg era un vochito, y le salió Ferrari. La displicencia con la que jugaron, quizá pensando que el cuadro alemán se moriría de miedo ante el imponente equipo que frenó la racha de 39 partidos de Barcelona. Y lo predicho: Julian Draxler se graduó y se pone de nuevo en la órbita de los grandes. Ni Benzema, ni Casemiro ni nadie del Madrid entendieron que el juego más importante es el que se está jugando. Y por último, el partido con más goles y más emoción, de pronóstico reservado como predijimos, no decepcionó. Ventaja para el City, que consiguió dos goles de visitante y que en lo moral le pegaron duro a Mr. Z. Vendrán los juegos de vuelta, y no, no cambiaremos pronósticos: sigo pensando que los 4 magníficos serán Atlético, Madrid, Bayern y City. Recuerda que los jitomatazos y cebollazos puedes enviarlos por facebook o twitter, @deprimeramid.Nos vemos en una semana, mientras tanto vive la vida tras un balón. Eduardo Herrera Vermás de Eduardo Herrera Eduardo Herrera Columnista Deportes-04
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